lunes, abril 25, 2005

Línea Directa
* El imperio de Maricela Sánchez


Luis Manuel Vargas Pérez

Todo apunta que el imperio de Maricela Sánchez Cortés al frente del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), parece resquebrajarse. Lo que empezó como una odisea de fuerza y valentía por rescatar al instituto político de mano de demagogos, al final, simplemente lo afianzó.
Durante su periodo Sánchez Cortés dispuso libremente de los recursos públicos del partido, los cuales, en un principio, no quiso compartir con los comités municipales de su mismo instituto político, y de ahí surgió primeramente roces con algunos de ellos, entre otros Manuel Martínez Garrigós, quien continúa al frente de la presidencia del comité directivo municipal de Cuernavaca.
Posteriormente, durante las campañas electorales intermedias dejó demasiados damnificados. Su soberbia e intenciones por eternizarse en el PRI, le llevaron a designar candidatos sin arraigo y sin compromiso social, de ahí que hubo muchos fracasos. Pero en gran parte se debió a que muchos de los recursos del partido, vía prerrogativas estatales y federales, fueron orientados para apuntalar la campaña de Guillermo del Valle Reyes, para la diputación federal por el tercer distrito.

* Las irregularidades: IEE

Y de ello se podría entender luego de que el Instituto Estatal Electoral subió desde la semana pasada los resultados de la auditoría aplicada a los diferentes partidos políticos, y a pesar de que en todos hay irregularidades, el PRI es el que observa las más grotescas.
Aún y cuando falta por publicarse las respuestas a las observaciones, es claro que la multa más alta a la que se hará acreedor el PRI es entre 40 y 50 mil pesos, lo cual, tras la observación de gastos por seis millones de pesos, es simplemente pecata minuta.
Y es que no acreditó a quienes entregó gratificaciones por tres millones 168 mil 17 pesos; ni los tres millones 627 mil pesos que se pagó a través de salarios asimilados, de los cuales simplemente no hay documentos comprobatorios, es decir, a ¿quién se pagó y por qué? Solamente la dirigente del PRI lo sabe, pero se presume, por lo tanto, que más bien se trata de un auténtico desvío de recursos económicos, y de ahí que pudiera comprobarse que el PRI funge o fungió como una institución usurera, es decir prestaba a sus militantes, simpatizantes y personas cercanas, pero a rédito, y dónde quedó ese dinero también?
Estas serán algunas de las interrogantes que los militantes y simpatizantes podrían reclamar a su dirigente.

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