miércoles, febrero 02, 2005

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Investigan a policías por sembrar cadaveres en el municipio de Jojutla

Primero un joven de 15 años asesinado en su celda en el tutelar para menores, luego
cuerpos de secuestradores sembrados en Jojutla. ¿Este es el cambio prometido?.
¡Señores del Gobierno!, ¡no despierten al Mexico bronco!


La ejecución de presuntos delincuentes es una práctica que no se ha ido de la Policía Ministerial del estado, afirmaron integrantes del Foro Morelense de Abogados al trascender un peritaje en criminalística de campo de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), el cual revela que, en diciembre pasado, dos supuestos secuestradores fueron asesinados a balazos por la espalda.
El documento oficial deja entrever que los cadáveres fueron "sembrados" en un campo ejidal del municipio de Jojutla, al sur del estado, por la Policía Ministerial, para justificar así que la muerte de los supuestos plagiarios se derivó de un enfrentamiento a disparos con los agentes policiacos.
"Tratándose de la Policía Ministerial no ha cambiado nada desde la época del comandante José Agustín Montiel. En la corporación permanecen elementos de Montiel López y algunos hasta son comandantes de la Policía Preventiva en los municipios", afirmaron Juan Juárez Rivas y Carlos de la Rosa Segura, presidentes del Colegio Morelense de Abogados y de la Barra de Abogados del estado, respectivamente.
Actualmente Montiel López está preso en La Palma, acusado de brindar protección a narcotraficantes en Morelos, según la Procuraduría General de la República.
En tanto, el procurador de Justicia del estado, Hugo Bello Ocampo, dijo desconocer el peritaje, cuyas copias obran en poder de RADIOREPORTAJE, y agregó que las investigaciones sobre este caso están abiertas, y que si se detecta que los agentes ministeriales actuaron de forma irregular podrían enfrentar un proceso jurídico.
El reporte El peritaje en criminalística de campo cita la averiguación previa SDO/2ª/457/04-10, y contradice la versión del procurador de Justicia, Hugo Bello, en el sentido de que los secuestradores, identificados como los hermanos José Guadalupe y Erasto Rodríguez López, murieron al enfrentarse a balazos con los elementos de la Policía Ministerial, con lo que se frustró el secuestro de un joven plagiado desde el 20 de octubre de 2004, en el municipio de Temixco.
Los cuerpos sin vida fueron encontrados en medio de una parcela de cultivo de sorgo, ubicada aproximadamente a un kilómetro de Tequesquitengo.
El peritaje en materia criminalística de la Procuraduría estatal cita en sus conclusiones que "con base a la ausencia de elementos de tipo balístico, y lagos hemáticos (sangre) en torno a los cadáveres, se manifiesta que no corresponde al lugar de los hechos".
También sostiene que "con base a la localización de los tres teléfonos cecanos al cadáver 1, y la funda vacía del cadáver 2, se manifiesta que no pertenecían todos al cadáver uno", y señala que los cadáveres de los presuntos secuestradores registraban lesiones por disparo de arma de fuego, cuyos proyectiles ingresaron por su espalda.
Además, el peritaje de criminalística de campo sostiene que "en contorno a los cadáveres y el vehículo, en toda el área en línea, no se localizaron casquillos de ningún tipo, ni maculaciones hemáticas con características de goteo dinámico o de salpicadura.
La versión oficial De acuerdo con la Procuraduría General de Justicia, el enfrentamiento a balazos entre policías y secuestradores se registró alrededor de las 03:00 horas del viernes 10 de diciembre, cuando los presuntos plagiarios acudieron al paraje para recoger los 200 mil pesos que exigían por el rescate de Ricardo Escalante.
Según el comandante de la Policía Ministerial, Jaime Mateos Sánchez, los secuestradores recibieron el dinero pero se percataron de que los fajos de billetes estaban rellenos de papel periódico. Cuando se retiraban del lugar, los elementos policiacos les marcaron el alto, y como respuesta los delincuentes accionaron sus armas. Así se inició el tiroteo y los secuestradores cayeron muertos, dijo Mateos Sánchez.
Uno de los secuestradores tenía en su costado derecho tres teléfonos celulares encendidos y en su lado izquierdo portaba una pistola escuadra calibre 380, así como una bolsa de plástico con la paca de billetes de papel periódico y encima billetes de 200 pesos, que hacían un total de mil 800 pesos.
En el otro extremo de la misma parcela se encontraba el segundo cuerpo, y a unos 30 metros, una pistola, al parecer 38 súper.

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