jueves, febrero 24, 2005

Amenazada de muerte, ayudante de Tequesquitengo



El sonado caso del Ayudante Municipal de Tehuixtla que fue asesinado en el año 2000 podría repetirse si las autoridades no atienden el llamado de la auxiliar del poblado de Tequesquitengo, Nicolasa Monge Trujillo, quien sufrió un atentado el pasado 7 de febrero y dice que sigue siendo amenazada de muerte.
Ese día, la ayudante fue agredida por Imelda Martínez Robledo y Arira Cortez Martínez, madre e hija, quienes se abalanzaron en su contra y le echaron ácido y cloro en los ojos y rematarla con golpes de puño y puntapiés, cuando esta salía de la casa de una de sus vecinas en la comunidad de Tequesquitengo.
Nicolasa Monge, informó que continúa el acoso diario por parte de las agresoras y los familiares de éstas, quienes estacionan su coche muy cerca de la entrada de su casa, le toman fotografías, imágenes en video y le gritan injurias, amén de las amenazas de muerte que recibió antes, durante y después de la agresión física.
Explicó que sus vecinos, el esposo y el yerno de Imelda Martínez, principal agresora, Andrés Cortez García y Javier Hernández Bahena, respectivamente, continúan el acoso constante “con la intención de provocarme”, aun con la presencia de la policía municipal, elementos que resguardan a la ayudante durante la noche.
Recordó que al iniciar su denuncia penal, el día de la agresión “no fui atendida correctamente. La ministerio público se negó a levantarme la denuncia al hospital. Yo estaba herida con una costilla estrellada… me llevaron los policías municipales y rendí mi declaración, con unos dolores intensos y se le rogó a la MP que me atendiera antes que a los que hacían antesala, sí lo hizo pero se negó a atender a mis testigos que estaban en esos momentos”.
En torno al acoso, afirmó que familiares y agresores “como se sienten perdidos por la acción, ya que mucha gente se dio cuenta que fue premeditado, me estuvieron esperando desde temprano…”, aun el día 11 de este mes, Andrés Cortez, esposo de la madre de familia presuntamente agresora, “fue a patearme la puerta, con pistola en manos y cuatro sujetos que llevaban en una camioneta blanca. Se paró en mi puerta. Me encerré en el baño y le llamé por teléfono a los policías municipales y judiciales y fueron. Lo revisaron a él y a su camioneta, pero el arma ya lo había guardado en su domicilio”.
Agregó que el mismo vecino con su familia, “cada vez que la gente me va a ver par que les de una constancia, la filman con una cámara de video. Ese día que fue a patearme la puerta, estuvieron tomando todo en video, de mi casa, de la calle, de mi carro, hasta que llegaron los policías.
“Yo no me siento segura, ni en mi casa, porque ellos en cualquier momento pueden consumar la amenaza, porque se les ve una actitud de agresividad, no están arrepentidas de lo que me hicieron.”, concluyó.

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