viernes, febrero 04, 2005

Presuntas evidencias siembran dudas sobre la muerte de dos secuestradores


Nuevas evidencias en el caso de la muerte de los presuntos secuestradores del joven Ricardo Escalante Hernández, liberado la noche del 10 de diciembre pasado, demuestran que los cadáveres fueron “sembrados” en la escena del crimen por las autoridades policiacas, luego de que el perito, Leobardo Alcantar González, dio a conocer que no hay elementos para probar que los supuestos plagiarios murieron en el paraje del poblado de Tlatenchi, durante el enfrentamiento con policías judiciales, además de que pidió la protección de las autoridades, ya que ha recibido amenazas de muerte en contra de él y de su familia por este caso.En contraste con lo que minutos antes asegurara en su tradicional rueda de prensa Hugo Manuel Bello Ocampo, procurador de justicia estatal, Alcantar González manifestó, ante los medios de comunicación, que en el lugar de los hechos no se localizaron casquillos de balas, cuando las autoridades hablaron de un enfrentamiento a balazos con los plagiarios, en el que murieron dos de ellos.En ese entonces, Bello Ocampo y el coordinador de la Policía Judicial, Jaime Mateo Sánchez, comentaron que los judiciales que estuvieron a cargo del operativo de rescate respondieron a balazos la agresión de los secuestradores, pero Alcantar González precisó que los cadáveres tenían los impactos de entrada por la espalda, lo que echó abajo la versión de las autoridades de justicia.Asimismo, el perito explicó que no se localizaron huellas de sangre por goteo que indicaran que alguna persona fue herida en ese lugar y a la hora en que supuestamente se registró el enfrentamiento.Sólo, comentó, se encontraron huellas de líquido hemático, que en materia criminalística se llaman de “apoyo”, es decir, no registraban dinamismo, cuando a decir de la forma en que se supone que murieron los dos sujetos, debió salpicar su sangre.Posteriormente, el perito de la Procuraduría General de Justicia manifestó que ha recibido, en su domicilio, constantes llamadas telefónicas en las que se le ha amenazado de muerte, tanto a él como a su familia, por lo que solicitó la protección de las mismas autoridades de justicia.En tanto que en la rueda de prensa, Bello Ocampo aseguró desconocer la existencia de este segundo peritaje, en el que se señala que los presuntos secuestradores no habían muerto en el lugar del enfrentamiento esa noche del 10 de diciembre del año pasado, en un paraje de Tlatenchi, perteneciente al municipio de Jojutla, en donde se llevaría acabo el intercambio del dinero por el secuestrado. El fiscal del estado señaló, en ese momento, que en la averiguación previa -SDO/2ª/457/04-10- no aparecía dicho peritaje, pero que mandaría a citar al perito para que se aclarara el mal entendido. Mediante boletín informativo de la PGJ, el procurador señaló que “no descartaba ni tampoco afirmaba” la posibilidad de que los hombres hubieran sido asesinados antes de que se diera el supuesto enfrentamiento con los policías judiciales.Agregó que se continuará con los dictámenes necesarios, que lleven a conclusiones concretas de responsabilidad o de no ejercicio de la acción penal, de encontrase responsables en este caso.

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